lunes, 17 de noviembre de 2008

El arte de llorar a coro

A través de la mirada de un niño de 11 años, el director danés Peter Schonaug Fog nos presenta la vida de una familia disfuncional, en la que el pequeño Allan, creyendo que lo que vive es lo normal, es el único que parece esforzarse por mantenerla unida a costa de lo que sea, incluso de su hermana. El director lleva al cine la novela de Erling Jepsen sobre sus memorias de infancia en los 70 y se vale del humor negro para mostrarnos una historia de abuso infantil y sexual, de tabúes, de lo que se calla y de lo que no se reconoce, pero sobre todo de la ingenuidad de un niño y el amor y la confianza incondicional que tiene hacia su padre. Tanta tragedia se vuelve absurda y para no gritar o hacer alguna exclamación de terror, reímos, pensando en esa violencia, horror, desolación y chantaje como algo patético y ridículo y de ahí la caricaturización de la figura paterna. Una gran ópera prima, visualmente atractiva y con una excelente actuación del niño Jannik Lorenzen.

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