domingo, 9 de noviembre de 2008

Con las mismas necesidades

El sábado fue un día de pelis, entre ellas vi El engaño (Deception, Marcel Langenegger, 2008), un thriller que pretende ser más de lo que es y, aunque no es malísima, sí es bastante predecible. El fondo de la trama es una red de sexo entre personas exitosas, del tipo que se queda trabajando todos los días hasta muy tarde, gana miles de dólares, pero nunca tiene tiempo para disfrutarlos o para tener una comida o evento sólo por placer (patético si desean saber mi opinión, qué triste que así midamos el éxito). Ok. Además, esta clase de gente suele tener muy poco tiempo para eso de conocer y coquetear, por eso es que son el target perfecto de dicho club sexual. El club consiste en una lista sin nombres de personas de este tipo, en realidad son varios números telefónicos y opera así: uno o una le habla a otra u otro, preguntan si están libres esa noche y, si es así, quien hizo la llamada está encargado de conseguir y pagar el hotel, punto, ya sabemos lo demás. Ah pero tienen varias reglas, como no conversar demasiado, no hablar de cosas personales ni decir sus nombres, es decir, no crear lazos o profundizar y obvio no enamorarse. El guapo Ewan McGregor, en su papel del chico bueno, pregunta a una de las damas del club porqué hace eso y ella responde sinceramente y sin titubear "por la misma razón que los hombres lo hacen, la facilidad del arreglo, intimidad sin complicaciones", un poco antes el también guapo Hugh Jackman cuestiona a McGregor, "¿no crees que las mujeres exitosas tienen las mismas necesidades?". Yo respondo, sí, sí las tenemos y de hecho quitaría la palablara exitosas a la frase.

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