jueves, 15 de octubre de 2009

Los que se quedan


Este año he visto muy buenas cintas mexicanas, y mañana se estrena una muy muy especial. Los que se quedan, una de esas cintas que se sale de las ciudades y nos da un buen panorama del estado actual del campo mexicano, tema por el que varios cineastas se han interesado con más frecuencia en los últimos años.
En esta ocasión, Juan Carlos Rulfo y Carlos Hagerman lo hicieron desde un nuevo punto de vista y se nota el esfuerzo y sudor que les costó a este par de cineastas o, como dijo Rulfo en la presentación de la película en la Cineteca, “ahora tenemos menos pelo y más canas”.
En Los que se quedan Rulfo y Hagerman dieron un tratamiento moderno a una situación que no sólo afecta a nuestro país, la migración, pero en lugar de retratar a aquellos que cruzan el desierto pusieron todo su interés en los que se quedan, en la cotidianidad de pedazos de familias que enfrentan la ausencia y a veces la soledad, los que esperan a alguien que talvez nunca volverá; de esa manera los directores también mostraron que donde parece que no pasa nada, en esos pueblos fantasma y en la aridez de muchos paisajes mexicanos, es en donde hay más drama.
La cinta es una especie de mosaico/mural/rompecabezas de México, centrándose en nueve familias de Yucatán, Jalisco, Michoacán, Chiapas, Puebla y Zacatecas y de tal modo la peli se vuelve en algo más grande que sólo una cinta sobre la migración, sino que habla también de la familia, las raíces, la identidad y la importancia de hacer que éstas perduren. La peli está excelente, emotiva sin rayar en el amarillismo ni la cursilería y promueve la creación de un nuevo tipo de público, interesado en un cine bien hecho, provocador, que crea conciencia y a la medida de quienes no van a las salas sólo por diversión y entretenimiento. Por cierto, Hagerman y Rulfo mostraron un primer corte de la cinta a Café Tacvba, ellos quedaron enganchados al proyecto y prestaron varias de sus canciones para ser usadas dentro del filme.
losquesequedan.com