jueves, 7 de agosto de 2008

El amor, el amor

Creo que crecí viendo demasiadas películas de Disney, crecí queriendo un príncipe Erick, como el de la Cenicienta, o Felipe, como el de la Bella Durmiente, pero eso sí, en los juegos siempre prefería ser Maléfica o cualquiero otra bruja de cuento. Años después me encuentro pensando demasiado en el amor, viendo y re viendo comedias románticas en las que el amor verdadero triunfa y si bien no existe un felices para siempre como en las de Disney, siempre termina bien. Eso ha hecho que yo quiera creer en ese amor verdadero, aunque también hay días en los que no creo que exista, que son sólo patrañas.
No es que ahora esté en espera de mi príncipe azul, pero sí creo firmemente que por ahí afuera está mi chico ideal, guapo a mi gusto, divertido, inteligente, que disfrute una cena, una película en casa o bailar a ritmo de… cualquier ritmo, que sienta y que no sólo lo diga con acciones sino también con palabras, busco un amor que me haga hacer locuras, pero que también me centre y me de paz, que tenga mucha pasión, que no sea conveniente ni sin complejos, que no sea cómodo, que no se haga costumbre, quiero un amor que me haga sentir más viva, que no sea conformista. Se lee sumamente difícil de encontrar.

2 comentarios:

pez dijo...

mmmm, se vale soñar

¿por qué siempre los piden guapos, divertidos e inteligentes?

¿no conocen el término incompatibilidad? sería tanto como pedir que en este país hubiera "inteligencia militar"

sigo esperando que me hagas caso







en lo del fondo de color, jeje

Defeña Salerosa dijo...

Y lo escribiste justo ese día...justo el 7..porq?????

(aqui, el centro del universo)